Nada mejor que una buena nariz para localizar la presencia de un enemigo o de una presa. En este aspecto, el desmán de Rusia ha sido bien dotado por la Naturaleza. Posee un largo hocico flexible en forma de trompa, que se ensancha en su extremidad como una trompeta. Este apéndice poco gracioso, que prolonga un rostro de rata desprovisto de orejas visibles pero con dos ojos pequeños y crueles, no contribuye a hacer de este desmán un animal particularmente simpático. Como si no se considerase todavía lo bastante repelente, a veces llega a segregar por las glándulas anales un gas infecto que pocas bestias pueden soportar.
Irascible y valeroso, el desmán de Rusia se defiende valientemente cuando le atacan. Como su pariente de los Pirineos, al que sobrepasa en talla, se alimenta principalmente de pequeños peces y de insectos acuáticos, pero no duda, si llega el caso, en devorar ranas, sapos y pequeños mamíferos, que persigue en tierra firme. Excava sus galerías en lugares secos, y siempre en la proximidad de ríos o arroyos.
Los campesinos rusos le persiguen sin piedad a causa de su piel, que es aún más apreciada que la del topo.
Candidato idóneo para el mundo de los animales extraños.
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