Es un perro lebrel esbelto, fuerte e infatigable, de corpulencia ni demasiado macizo ni frágil, de constitución más larga que cuadrada, musculatura bien desarrollada, buena osamenta, extremidades largas, enjutas y muy potentes. Su cráneo es comparativamente ancho, la cabeza la tiene de forma casi triangular, el hocico potente y no demasiado puntiagudo. Los ojos son preferiblemente de color castaño y no señalado. Las orejas se fijan en lo alto de su cráneo, no son excesivamente finas y pueden estar abiertas a modo de V, también la pueden tener forma de rosa, como los perro greyhound. No siempre las tienen levantadas. La cola del lebrel húngaro no es muy fina que digamos, desciende hasta la altura del corvejón, con la punta ligeramente curvada hacia fuera, y nunca queda por encima de la horizontal.
El pelo del animal es corto y ralo, de tacto un poco áspero y en invierno se le queda un pelaje tupido, el color del pelaje uniforme, manchado, atigrado se le tiene admitidos todos los colores.
La talla de su cuerpo oscila entre los 65 y los 70 cm.
La actitud y carácter del Lebrel húngaro es reservado para los extraños y cariñoso con los conocidos y su familia. No se aconseja como animal de compañía para los niños, de quienes no aprecia sus juegos. Es un animal veloz y potente con condiciones para las carreras de fondo. Además, es un excelente guardián y protector, algo extraño viniendo de un lebrel. Es muy fiel a su familia, a quien se capaz de defender en caso de peligro.
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